La Parroquia de San Juan el Real
"El verbo se hizo carne y acampó entre nosotros¨
(Jn 1,14)
Hace 100 años cuando la ciudad de Oviedo se ensanchaba y se extendía por esta zona próxima a la estación del Norte, aquí en este lugar, entre las calles Melquiades Alvarez y Campoamor, se inauguraba la que, entonces, los carbayones comenzaron a llamar » Catedral del Ensanche». Y aquí, en este lugar, Dios plantó su tienda entre las nuestras, acampó entre nosotros; y desde entonces la comunidad guiada por sus pastores fue creciendo, madurando, llegando a ser parroquia viva, acogedora, servicial, preocupada por los pobres, convirtiéndose en lugar de encuentro, oración y celebración.
Hoy, cien años después, la milenaria parroquia de San Juan el Real, celebra gozosa este acontecimiento.
El templo parroquial de San Juan el Real, hoy en el centro comercial de la ciudad, desde el mes de noviembre del año 2014, es BASILICA Menor y ha de dar a conocer los documentos pontificios y acercar la figura del Papa a los fieles, así como promover la liturgia y cuidar las celebraciones que en ella se realizan.
La parroquia, con el paso del tiempo, ha sufrido en los últimos años, una gran transformación en todos los aspectos.
Hubo tiempos, en la segunda mitad del siglo pasado, en los que hacia San Juan el Real miraban admiradas otras comunidades de la ciudad y de la Diócesis. Había un fuerte movimiento infantil y juvenil, que ayudó a muchos niños y jóvenes que aún recuerdan con nostalgia lo vivido y celebrado en aquella época y que, de alguna manera, marcó su vida cristiana. De aquella comunidad viva surgieron vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida religiosa.
Los sacerdotes que sirvieron a esta parroquia merecen el elogio y la gratitud de los que tenemos el encargo de continuar su tarea y recoger los frutos que ellos fueron sembrando.
Fue memorable la Acción Católica en aquella época, la catequesis, el movimiento Junior, los jóvenes…. En torno a San Juan se fue creando un ambiente de Iglesia en el que niños, jóvenes y mayores formaron una red, un tejido básico para ayudar a vivir la fe de modo solidario.
El centenario
Al celebrar esta entrañable efeméride del primer centenario de la inauguración del Templo parroquial, la que desde entonces fue llamada “Catedral del Ensanche”, por su magnificencia y su belleza arquitectónica, no podemos menos que recordar a los que fueron artífices de la comunidad viva.
De las piedras, proyectos, arquitectos, diseñadores, artesanos y constructores, ya se ha hablado en anteriores publicaciones. Nos toca ahora rendir homenaje de gratitud a los pastores, a quienes sirvieron a esta parroquia coordinaron e impulsaron la acción pastoral, fundamentalmente a los sacerdotes que entregaron su vida al servicio de esta comunidad que hoy se regocija porque ha sido reconocida con el título de Basílica Menor y celebra 100 años de la existencia del Templo Parroquial, motor de la vida cristiana y lugar de encuentros, de oración y de celebraciones.
Junto a ellos, hay que recordar a la inmensa multitud de laicos que se entregaron a las distintas tareas pastorales que se fueron llevando a cabo en estos cien años.
En el recuerdo
Nombrar a todos y cada uno sería una labor ardua y difícil, y correríamos el peligro de dejar en el olvido a nombres con apellidos que hicieron su labor de forma callada y oculta.
A todos los laicos, agentes de la pastoral y también motores de la vida parroquial, nuestro merecido homenaje y nuestra más sincera gratitud. A todos los que siguieron al pie del cañón a pesar de los cambios de sacerdotes y a los que por motivos personales y por su dolor e incomprensión ante los cambios, después de una larga época de servicio generoso y colaboración desinteresada, se fueron y se alejaron de esta que siempre fue y será su casa.
A todos, a esa innumerable multitud GRACIAS.
A nosotros nos toca recoger los frutos de vuestro trabajo, de vuestros desvelos, de vuestra entrega.
Los sacerdotes
Los sacerdotes que dejaron su impronta aquí fueron por orden cronológico:
- D. Pedro Gómez Fernández que regentó la parroquia como párroco desde 1911 hasta 1928. A él le correspondió el honor de inaugurar el templo y de exhortar a los fieles para participar en tan magno acontecimiento parroquial.
- D. Victoriano López, fue cura Encargado de la parroquia en el año 1931 y desde 1938 a 1939.
- D. Leopoldo González, fue también cura Encargado desde 1931 hasta 1938.
- D. Hermógenes Lorenzo fue Párroco desde 1939 a 1957. Son muchos los feligreses que aún recuerdan a este benemérito sacerdote y a las actividades que en la parroquia se realizaron en su época.
- D. Marcelino Ramos, gran catequeta y animador de la Catequesis parroquial estuvo encargado de la parroquia un mes en 1957.
- D. Demetrio Cabo (más tarde Deán de la Catedral y Vicario General de la Archidiócesis), fue cura Ecónomo desde 1957 a 1961.
- D. Fernando Rubio Bardón, de feliz memoria, y muy vivo en el recuerdo de todos los feligreses fue párroco desde 1961, (a donde llegó procedente de Ribadesella, en donde había sido Coadjutor) a 2012, fecha de su fallecimiento en la casa parroquial que él había mandado construir.
D. Fernando
D. Fernando fue el párroco que forjó esta comunidad creando la comunidad parroquial, impulsando Cáritas parroquial para atender a los pobres que se acercaban todos los días en busca de ayuda y de escucha de sus problemas. Visitó a todos los enfermos de la parroquia y a los ancianos, impulsó la creación del Campamento parroquial que gestionó D. Alvaro Iglesias su fiel colaborador durante más de 40 años como coadjutor de esta feligresía.
Los movimientos juveniles e infantiles, el equipo de las responsables parroquiales de portales y viviendas, la acción caritativa y social, el apoyo a los grupos de alcohólicos anónimos, comedores compulsivos, jugadores anónimos, familiares de alcohólicos y jugadores fueron obra de esta época que duró 51 años. Es necesario citar de forma expresa a D. Benedicto Santos, fallecido en plena madurez, cuya causa de reconocimiento de virtudes heroicas, previa al proceso de beatificación que ya se ha incoado.
D. Benedicto y D. Alvaro fueron, cada uno en su campo, los apoyos firmes de la labor del párroco D. Fernando tan añorado y querido. Las cenizas de D. Fernando y D. Benedicto reposan en sendas urnas de la capilla de San José.
Otros muchos sacerdotes, entre los que se recuerda especialmente a D. Angel Garralda, D. Agustín Moreno Muguruza, D Javier Fernández Conde, D. Aurelio Coro, D. Juan Carlos Ramos, D. Melchor Fernández, D. Luis Arrojo, D. Celestino López, D. Luis Glez. Morán, D. Froilán Fernández, D. Amadeo Varela… formaron parte del equipo sacerdotal, como coadjutores o colaboradores. A todos ellos, por su servicio ministerial y su entrega generosa nuestra mas profunda gratitud.
Ahora la parroquia de San Juan el Real, inicia una nueva etapa. Y comenzamos mirando al pasado, recogiendo los frutos de quienes nos antecedieron y proyectando el futuro.
Antes, mostramos nuestro gozo por la innumerable cantidad y calidad de nuestros colaboradores actuales. En la actualidad contamos con un consejo Pastoral integrado por representantes de los distintos sectores pastorales: Cáritas, catequesis, responsables de portales, economía parroquial, Adoración nocturna, sacerdotes, religiosos, hermandad de Jesús Cautivo, equipo de liturgia, …
Nuevos retos
Ahora, la parroquia se enfrenta a un nuevo reto: mirando hacia el pasado reciente, diseñar el futuro.
Miramos al pasado y recogemos todo lo bueno que esta comunidad parroquial vivió para, apoyados en esta experiencia hacer un nuevo proyecto para salir hacia las periferias y llevar el gozo del Evangelio a los que viven al margen, a un lado, lejos de la casa común. Llegar a la «Galilea de los gentiles» para comenzar la Nueva Evangelización a la que se nos convoca. Esta es una tarea ilusionante en la que todos nos debemos comprometer.
El curso 2013-2014, bajo la coordinación y guía de D. Luis Glez. Morán, establecimos la Escuela Parroquial de Formación bíblica. La propuesta fue muy bien acogida y se inscribieron más de 85 personas. Al fallecimiento de D. Luis, se hizo cargo de la Escuela el profesor, Dr. en Sagrada escritura, D. Constantino Bada Prendes.
Avanzando
Creamos también el equipo de Liturgia, compuesto por un nutrido grupo de personas que desean colaborar a la significación de la liturgia y se responsabilizan de diversas tareas en las celebraciones de la Parroquia.
A partir de ahora intentaremos la creación de la catequesis familiar para implicar a los padres de familia y que no dejen su responsabilidad de educar en la fe a sus hijos. Con ellos colaboramos muy estrechamente unidos.
Con motivo de la concesión por parte de la Santa Sede (a través de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos) del título de Basílica Menor, nos hemos propuesto, y ya lo tenemos, la creación de una una Schola Cantorum de la Basílica de San Juan el Real.
Está en fase de creación el grupo de Pastoral Sanitaria para atender las necesidades de los enfermos y ancianos de la parroquia.
De cara al futuro, una historia milenaria la parroquia de San Juan el Real de Oviedo, que en 2015 celebró el primer centenario de su templo parroquial, ya Basílica, celebramos con diversos actos que la llevan por el camino de una amplia transformación. La puesta en marcha de la Escuela Parroquial de Formación bíblica de los laicos de la que ya hemos hablado va a darnos mucho juego para que las personas formadas en ella participen más intensamente y con conocimiento en las tareas pastorales.
Celebrar los 100 años del templo nos hizo mirar hacia delante, pues “agua pasada no mueve molino”. Sí, normalmente caminamos mirando hacia delante. Pero a veces nos detenemos, nos giramos y miramos hacia atrás. Cuando subo un buen trecho de la montaña y me detengo, miro el camino recorrido, tomo aliento y sigo adelante. Miramos hacia atrás, hacia el tiempo ya transcurrido, no para quedarnos nostálgicamente en el pasado, como petrificados en tiempos idos, sino para ver el tramo recorrido en su conjunto, su trayectoria, la hilazón de los acontecimientos, ya que nuestra historia pasada es una línea y no un número de puntos aislados, para conocer la carga que llevamos a la espalda, la experiencia de la vida acumulada, todo lo que ha hecho posible que hoy seamos lo que somos.
El pasado de la parroquia forma parte de nuestro ser cristianos hoy, es un pasado que nos hace ser. No es un obstáculo o un estorbo.
Miramos hacia delante con esperanza en Dios.
Mirando hacia adelante
La vida de la parroquia de San Juan el Real de Oviedo continúa y nosotros miramos hacia adelante. Nuestra mirada es una mirada serena, confiada, esperanzada. No nos atemoriza el futuro como si fuera una realidad negativa que estuviera ya esperándonos para caernos por sorpresa.
Nuestro futuro, como comunidad cristiana parroquial, está en la Providencia amorosa de Dios Padre que quiere el bien de sus hijos, es Señor de la historia y cuida de su Iglesia, pues obra suya es. La parroquia es de Dios, porción de su pueblo elegido, cuerpo de Cristo en un territorio, edificación del Espíritu. Confiamos en Dios que tiene designios de comunión.
La parroquia del mañana será el resultado de lo que vayamos haciendo hoy. Al andar de cada día vamos haciendo parroquia, de manera que somos constructores de la comunidad y no sufridores pasivos de una realidad que se nos impone. Mirar con esperanza el futuro de nuestra parroquia de San Juan el Real nos libera de todo temor paralizante y nos compromete en la realización de la parroquia soñada y deseada.
Y esta construcción es tarea de todos, tarea personal diversificada y en mutua colaboración. Lo que yo no haga se queda sin hacer. No puedo justificarme con la excusa de que por ser muchos no se va a notar. Nos puede pasar como a aquel niño que compuso un rompecabezas de mil pequeñas piezas pero con tan mala suerte que perdió una y no hubo manera de encontrarla. Y los que miraban el puzzle ya montado felicitaban al niño pero terminaban diciendo: “¡ay, pero falta una pieza!”.
Hagamos parroquia inteligentemente.
Parroquia día a día
Hacer parroquia al andar, día a día, no es dejar las cosas a la improvisación, a la suerte o al azar. Es un caminar inteligente, sabiendo bien hacia donde vamos, y un caminar prudente, mirando bien dónde ponemos los pies.
Mirar hacia delante es tener un horizonte hacia el que nos encaminamos. Ir haciendo parroquia es tener una dirección que nos orienta para no andar perdidos. En estos años hemos puesto las señales o indicadores que nos llevan a una parroquia renovada. Estos indicadores dicen: parroquia comunidad de comunidades, misionera, samaritana y pascual.
Ir renovando la parroquia inteligentemente implica también analizar nuestra realidad, discernir lo que nos conviene hacer para caminar hacia los objetivos propuestos, y, finalmente, ordenar todo esto en un plan pastoral. Este discernimiento pastoral debe ir acompañado de la oración para que el Espíritu nos conceda sus dones de sabiduría y fortaleza. Sin esta luz y dinamismo del Espíritu en vano nos esforzaremos por construir la parroquia. “Si el Señor no construye la casa…”.
El Sínodo Diocesano de Oviedo fue una oportunidad y un aliciente para realizar toda esta tarea. El Sínodo nos ha comprometido a todos en un ejercicio creyente de análisis, reflexión, diálogo, discernimiento, proposición y oración para la renovación y adaptación de nuestra Iglesia diocesana.
Nuestra milenaria parroquia de San Juan el Real, que celebró el primer centenario del nuevo templo, debe seguir caminando, gozosa por el don de la fe, cohesionada por el amor fraterno, acogedora de los más pobres y siempre abierta a la misión evangelizadora.
Las puertas de la parroquia están siempre abiertas y en ella todos, y subrayo TODOS , tienen cabida. Si por algún motivo algunos se han apartado, si han salido de la casa, han de saber que serán acogidos con los brazos abiertos cuando deseen regresar a esta que fue, es y será siempre su casa.
El tiempo de la pandemia que nos trajo el Covid-19, produjo un impasse en las actividades pastorales y la ausencia de muchos feligreses que a causa del coronavirus, dejaron de venir al templo y de participar en las actividades; ahora los invitamos a regresar a la Basílica tan pronto como se restablezca la normalidad.
Durante este tiempo llevamos a cabo la restauración de los elementos dañados por el paso del tiempo. Recuperamos y reconstruimos el cimborrio y su cúpula que coronan la cúpula central. Restauramos varios ángeles que decoran la base de la cúpula central y otros elementos decorativos. Se interrumpieron los trabajos a causa de la pandemia y a la falta de recursos económicos, teniendo que ser destinados primordialmente a atender las necesidades de quienes se vieron afectados por el gran problema social que ocasiona entre muchos de los feligreses. Esperamos reanudarlos cuando tengamos recursos. En esta obra se gastaron cerca de 800.000€.
Anteriormente restauramos el órgano de la basílica y pintamos con iconografía bizantina las pechinas y paredes superiores de la capilla columbrado de San José y se restauraron los problemas de humedades de la basílica.
A todos los que colaboraron económicamente en las obras queremos mostrarles nuestra inmensa gratitud.
Gratitud que hacemos extensiva a todos cuantos colaboraron y colaboran generosamente en las tareas pastorales: catequistas, voluntarios de nuestra Cáritas parroquial, miembros del Consejo pastoral y del Consejo para los Asuntos Económicos de la parroquia, a quienes hacen posible la Hoja Parroquial, al organista, Sergio Vázquez Castañón y la mezosoprano Bárbara Fuentes, a Javier Ibisate, Luigi y Marta Querol, que se encargan de retransmitir la Misa de 12 de los domingos a través de Facebook y YouTube, al personal de la secretaría, Adela, Vicky y Sor Rosa y a los sacerdotes que colaboran en la tarea pastoral parroquial.