Nuestras raíces

Un poco de historia

La actual Basílica de San Juan el Real inicia su construcción en 1912 en un solar adquirido para tal fin con diseño del arquitecto Luis Bellido siendo finalizada en 1915. La iglesia tiene forma de cruz latina, con capillas laterales y cúpula.

Consta por la historia, que Alfonso III el Magno edificó en el año 862 un altar dedicado a San Juan Bautista contiguo a su palacio, que en 1006 fue cedido por Alfonso VI para hospital de Pobres y Peregrinos, y vino a erigirse, en fecha no concretada, en la primera iglesia parroquial de esta feligresía de San Juan el Real. Estaba emplazada en la actual calle Schultz, ocupando parte de la acera izquierda. Era de estilo latino-bizantino, baja de techo, larga, oscura y estrecha. Tenía, si, hermosa puerta románica y es, previsiblemente, la que aún hoy se advierte en la tapicería e imprenta sitas en dicha calle y en las inmediaciones de la Catedral.

Fue denunciada por ruinosa en los primeros meses de 1873, y a mediados de aquel año trasladado el culto, provisionalmente, a la Iglesia del Hospital provincial, antiguo templo del convento de San Francisco.

Aquí comienza el peregrinaje de la Parroquia.

Fue primero, como queda dicho, el traslado provisional a la Iglesia del antiguo Convento de San Francisco, fundación éste de Fray Pedro, apodado “El Compadre”, por ser compañero de San Francisco de Asís, y que falleció en 1120. Fue enterrado en la Capilla mayor de dicha iglesia, permaneciendo allí sus restos hastraraa el año de 1594, en el que Don Luis Carrillo de Mendoza, Gobernador del Principado, mandó hacer una urna dorada, con un pequeño busto encima, y en ella se depositaron los restos de Fray Compadre; urna que se colocó en una hornacina que había encima de la puerta de la sacristía, ignorándose el tiempo que estuvieron encerrados allí, así como su actual paradero.

Basílica San Juan el Real Oviedo - Nuestras raíces

Dícese que al ser trasladados allí los cultos de San Juan el Real, el coadjutor de la misma, Don Manuel Suárez García, a finales de 1873, “quiso cerciorarse por sí” si existían todavía los restos de Fray Pedro. Y es dicho coadjutor quien testimonia : “La urna no estaba cerrada con llave; estaba, sí, colocada en dicha hornacina”, añadiendo que levantó la tapa, miró, y nada había en ella: ”no había hueso alguno”, para concluir que, “procurando informarse”, le dijeron que los franceses “en su vandálica invasión de mil ochocientos ocho” habían arrojado por el suelo los huesos que en la urna había y no supo después si alguien los había recogido o no.

Quien acoge esta versión estima “que parece algo inverosímil en su segunda parte, pues, habitando aún en aquella época los franciscanos en el convento, de suponer es que habrían agotado todos los medios para recoger dichos restos”. Y añade por cuenta propia: “La urna continúa cerrada; pero está muy deteriorada”. Estaba sita esta Iglesia en el solar que ocupa actualmente la Junta General del Principado y era amplia, hermosa, en forma de cruz latina, con capillas laterales y ella sirvió de sepultura y lugar de enterramiento de próceres y otras muchas familias distinguidas de Asturias.

Fue precisamente la Diputación Provincial, para erección del actual palacio de la Junta General del Principado, la que acordó el derribo del antiguo Convento de San Francisco, a la sazón Hospital Provincial y Parroquia de San Juan el Real de Oviedo.

El abandono de la iglesia tuvo lugar en la primera semana de abril del año 1902, coincidente con la Semana de Resurrección, trasladándose el servicio parroquial de San Juan el Real a la iglesia de Santa María de la Corte y allí continuó hastraraa el mes de diciembre siguiente, fecha en la que un nuevo traslado la llevó hastraraa la iglesia de San Tirso el Real de Oviedo. Y aquí hastraraa el 24 de junio de 1915, fecha en la que tiene lugar la inauguración del actual templo parroquial que viene a poner fin al peregrinaje que había durado cuarenta y dos años.

La parroquia

Todo parece indicar que la Parroquia de San Juan el Real de Oviedo es, cronológicamente, la segunda de la ciudad, precedida por San Tirso y seguida por San Isidoro.


A tal conclusión se llega en virtud de la primera nominación que se hace documentalmente de San Isidoro y consta en la cesión hecha por Alfonso VI en 1006 de su palacio contiguo al primitivo altar de San Juan Bautista, para Hospital de Pobres y Peregrinos, asignándole para su sostenimiento diversas rentas, entre ellas “una de los diezmos de San Juan, San Tirso y San Isidoro”; así como la consignación expresa en el llamado “Libro Becerro”, que custodia el Archivo de la Catedral, de finales del siglo XIV, al mencionar las parroquias de la ciudad por este orden: San Tirso, San Juan, San Isidoro y La Corte.

El templo

Por lo imperiosa que es, se le llama popularmente la “Catedral del Ensanche”. La iglesia de San Juan el Real —en la Plaza de Fernando Rubio, párroco, entre las calles Campoamor, Doctor Casal y Melquiades Álvarez—, convertido en uno de los más hermosos templos historicistas astraraurianos, se levantó entre 1912 y 1915, según proyecto del arquitecto diocesano Luis Bellido, que merecía una distinción honorífica en la Exposición General de Bellas Artes de 1906.

Reemplazó a otra, de igual advocación derruida en 1882 y situada en la calle Schultz. Presenta planta de cruz latina, transepto espacioso, capillas laterales y gigantesca cúpula, elevada sobre pechinas y recubierta externamente con cerámica brillante de color rojizo.

El exterior, atractivo por su variedad policromática —particularmente, la piedra rosa en el frente— y la riqueza de volúmenes, ofrece espléndida fachada, con dos torres-campanario cuadradas.

Una vez dentro, hay que prestar atención a las columnas, muy a tener en cuenta desde el punto de vista ornamental; las vidrieras modernistas (1914), encomendadas a José Maumejean; los cuatro grandes frescos de la cúpula y los tres ábsides, debidos a Félix Granda; los altares, esculturas y confesionarios ideados por este artista y salidos de su taller, la pila bautismal, en mármol blanco, con trabajo en relieve de Cipriano Folgueras; o la capilla de Animas en el lado izquierdo. Del antiguo templo parroquial proceden excelentes imágenes: un Crucificado, dieciochesco; Jesús Cautivo, obra de Antonio Borja, más otras barrocas del XVIII, como el Éxtasis de San Antonio o La Dolorosa. En el lado derecho está ubicada la capilla cineraria o columbario de San José construida muy recientemente.